13/03/2011 | La zona Europea se Refuerza.
La Vanguardia Staff.
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Los diecisiete países de la zona euro han reaccionado rápidamente esta semana para aumentar su coordinación y colaboración con objeto de fortalecer el sistema monetario común. El riesgo de una nueva crisis de confianza en la deuda de los países más frágiles, especialmente Grecia y Portugal, y la rebaja de la calificación financiera de España han acelerado el logro de varios acuerdos importantes que estaban aún pendientes. Las decisiones para reforzar el euro, adoptadas en la madrugada del sábado durante la cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas, deberán pasar ahora la reválida de los mercados financieros.
Entre las principales medidas acordadas destaca, de entrada, hacer efectivos los 440.000 millones de euros del Fondo de Rescate para ayudar a los países que pudieran encontrarse en graves dificultades financieras, que fue constituido la primavera pasada. Otra ha sido elevar esta cantidad hasta los 500.000 millones de euros a partir del año 2013, que es cuando el Fondo de Rescate –ahora provisional– se convertirá en un mecanismo anticrisis permanente.
Lo más importante de la cumbre, sin embargo, ha sido la autorización para que el Fondo de Rescate pueda comprar directamente deuda pública de los estados miembros más frágiles, a un coste razonable, cuando ello sea necesario ante posibles crisis de confianza o ataques especulativos. Con esta actuación se podrán complementar las actuaciones que en este sentido realiza ya el Banco Central Europeo y que tan determinantes son para garantizar la estabilidad del euro.
Haber dado estos importantes pasos ha requerido aceptar previamente las condiciones impuestas por Alemania, que es el primer contribuyente neto de la Unión Europea y del citado Fondo de Rescate, para endurecer los planes de ajuste fiscal y para mejorar la competitividad. Esto se hará a través de un nuevo pacto por el euro que deberá desarrollarse y concretarse en la próxima cumbre europea de finales de marzo, aunque se han definido ya algunas medidas, como la moderación salarial de los funcionarios y el establecimiento de límites al endeudamiento de los estados.
El planteamiento de Alemania para lograr un mayor rigor fiscal y una mayor competitividad puede disgustar por los nuevos sacrificios que comportará para el conjunto de la zona euro, pero hay que admitir que es razonable y necesario. La zona euro debe cumplir dos condiciones para asegurar la supervivencia de su moneda y garantizar un futuro de progreso: el saneamiento de las cuentas públicas y la competitividad de su sector productivo para hacer frente al reto de la globalización. En este sentido, la propuesta de la canciller Merkel de vincular los salarios a la productividad, ya aceptada por el presidente Zapatero, es de crucial importancia. Alemania no exige a sus socios europeos nada que no hagan sus trabajadores y sus empresas, con excelentes resultados en exportación y empleo.
La cumbre también decidió aliviar las condiciones financieras del plan de rescate de Grecia, como compensación por los nuevos esfuerzos de ajuste que ha realizado. Por el contrario, negó ese mismo trato a Irlanda. La razón es que su nuevo Gobierno se ha opuesto a subir el gravamen del impuesto de sociedades, que es el más bajo de Europa, y con el que hace dumping fiscal. Son otros dos ejemplos de que la disciplina alemana se impone en los países del euro.
Lo más importante de la cumbre, sin embargo, ha sido la autorización para que el Fondo de Rescate pueda comprar directamente deuda pública de los estados miembros más frágiles, a un coste razonable, cuando ello sea necesario ante posibles crisis de confianza o ataques especulativos. Con esta actuación se podrán complementar las actuaciones que en este sentido realiza ya el Banco Central Europeo y que tan determinantes son para garantizar la estabilidad del euro.
Haber dado estos importantes pasos ha requerido aceptar previamente las condiciones impuestas por Alemania, que es el primer contribuyente neto de la Unión Europea y del citado Fondo de Rescate, para endurecer los planes de ajuste fiscal y para mejorar la competitividad. Esto se hará a través de un nuevo pacto por el euro que deberá desarrollarse y concretarse en la próxima cumbre europea de finales de marzo, aunque se han definido ya algunas medidas, como la moderación salarial de los funcionarios y el establecimiento de límites al endeudamiento de los estados.
El planteamiento de Alemania para lograr un mayor rigor fiscal y una mayor competitividad puede disgustar por los nuevos sacrificios que comportará para el conjunto de la zona euro, pero hay que admitir que es razonable y necesario. La zona euro debe cumplir dos condiciones para asegurar la supervivencia de su moneda y garantizar un futuro de progreso: el saneamiento de las cuentas públicas y la competitividad de su sector productivo para hacer frente al reto de la globalización. En este sentido, la propuesta de la canciller Merkel de vincular los salarios a la productividad, ya aceptada por el presidente Zapatero, es de crucial importancia. Alemania no exige a sus socios europeos nada que no hagan sus trabajadores y sus empresas, con excelentes resultados en exportación y empleo.
La cumbre también decidió aliviar las condiciones financieras del plan de rescate de Grecia, como compensación por los nuevos esfuerzos de ajuste que ha realizado. Por el contrario, negó ese mismo trato a Irlanda. La razón es que su nuevo Gobierno se ha opuesto a subir el gravamen del impuesto de sociedades, que es el más bajo de Europa, y con el que hace dumping fiscal. Son otros dos ejemplos de que la disciplina alemana se impone en los países del euro.
La Vanguardia (España)
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